El gobernador al ver esto, recomendó al Fraile derrumbar la torre, pero fueron inútiles las veces en que el gobernador expuso a Fray Simplón sobre el peligro de la torre, pues él no tenía dinero para gestionar la obra de reconstrucción. A pesar de los esfuerzos del sacerdote quien se dedicó a recoger limosna, sin éxito debido a que no consiguió la cantidad suficiente para reparar la iglesia, decide solicitar ayuda para reconstruir la torre, lo cual finalmente lo logra.